¡Cómo nos gustaría que tuvieran patitas aterciopeladas! Nuestros pequeñajos pueden ser bastante destructivos.

Las personas con gatos se dan cuentan a la larga (una vez destrozado su sillón preferido) de que los gatos organizan «su casa» de forma bastante sistemática. De modo que si quieres tener un «bonsái tigre» en el salón, debes prepararte para hacer frente a nuevos desafíos.

Si estás pensando en comprar muebles de diseño y renovar el papel pintado… mejor que esperes a estar soltero de nuevo, puesto que los sofás, los muebles de madera y el papel pintado encabezan la lista de los objetos más arañados por los gatos.

Pero, ¿por qué lo hacen? 

¿Por qué los gatos siempre están rascándolo todo? ¿Podemos hacer algo para impedirlo?

¿Por qué arañan los gatos?

Los arañazos como mecanismo de defensa

Las garras, las «herramientas» más importantes del gato.

Desprovistos de sus eficaces garras, los gatos no pueden cazar presas, ni trepar, ni saltar. Un gato con garras rotas sería incapaz de defenderse y, en las batallas territoriales, no tendría ninguna posibilidad de vencer a otros miembros de su especie.

Los gatos son animales solitarios, y se preocupan todo el tiempo por proteger su territorio, el cual es de fundamental importancia porque constituye su fuente de alimento. Por ello lo defenderán con uñas y dientes si hace falta. Perder la batalla territorial implica buscar un nuevo territorio. 

En ese sentido, los machos que no han sido castrados son más agresivos que los gatos castrados o las hembras. Como si de un combate de lucha libre se tratara, la pelea territorial es todo un espectáculo. El objetivo consiste básicamente en intimidar o impresionar al oponente, sin herirlo gravemente. Cuando un gato se entromete en el territorio de otro gato, o cuando los gatitos alcanzan la adultez, a menudo se producen serios enfrentamientos con la finalidad de establecer el orden jerárquico. Una vez solucionado el conflicto, por lo general no hay necesidad de continuar la pelea.

Los arañazos como un juego

Jugar es divertido, y muy importante para los gatos; es una forma de hacer ejercicio y adquirir habilidades sociales. Los gatos aprenden el reportorio de movimientos necesarios para convertirse en grandes cazadores; y también se les puede enseñar modales. Las señales han de ser inequívocas para que otros miembros de la especie las entiendan. La exageración que entrañan los juegos envía un mensaje claro a los gatos: «¡Oye! Es un juego, ¿entendido?».

Pero, ¿por qué los gatos a veces se dejan llevar por el entusiasmo y se pasan de la raya?

Los gatos jóvenes, especialmente, a veces llegan a descontrolarse hasta el punto de dar arañazos y dentelladas. En el fragor del combate, se aferran a un objeto con las patas delanteras y lo rascan hasta el hartazgo.

En la interacción con sus amigos felinos, ese comportamiento es perfectamente normal y aceptable (les permite hacerse una idea de lo que está ocurriendo y lanzar un contraataque si hace falta). Sin embargo, a los seres humanos no les gusta e incluso pueden verlo como un acto hostil.

Rascar por aburrimiento

Los gatos están acostumbrados a vivir con nosotros y, con el paso de los siglos, se han adaptado perfectamente a nuestro estilo de vida. Con todo, no debemos olvidarnos de que siguen siendo animales y tienen sus propios instintos naturales, los cuales deben ser vividos.

Todos los gatos tienen en común con sus antepasados salvajes no domesticados el instinto de caza, el cual se manifiesta de distinta forma según la raza. Los gatos persas son criaturas bastante apacibles, mientras que los gatos birmanos, abisinios y siameses son más activos.

Los gatos de interior dependen especialmente de una cuota diaria de actividades lúdicas y entretenimiento. Para ellos, los juegos son al menos tan importantes como una higiene y una alimentación adecuadas. Así como sus amigos siguen el instinto de caza en el exterior, ellos también quieren capturar cualquier cosa parecida a una presa.

Así, pues, si el gato es el único felino del hogar y no tiene con quién pelearse, serán los muebles o las personas quienes sufran las consecuencias.

¿Por qué los gatos arañan las puertas, los sofás y los muebles?

Porque no tienen suficientes rascadores 

Hemos privado a nuestros gatos de todo lo que conocían: ya no tienen que cazar para alimentarse y procuramos que tengan una bandeja sanitaria para hacer sus necesidades e incluso que vivan en compañía de otros felinos para que tengan un amiguito con quien jugar.

El gato araña los muebles

No obstante, aún conservan sus instintos. No podemos apagarlos, ni tampoco querríamos hacerlo. De hecho, nos emociona que un «animal salvaje» como el gato se deje domesticar y comparta su afecto con nosotros.

La diversión del movimiento —ya sea al atrapar una presa, pelear o jugar— es el motor que mantiene en forma al gato, lo enfrenta a desafíos y le aporta alegría. El exceso de tensión acumulado en el cuerpo ha de ser liberado, pero ¿qué pasa cuando es imposible? En ese caso, el gato buscará una válvula de escape. Y como hoy en día no solemos tener árboles en medio de la sala, el gato buscará cualquier alternativa en el entorno doméstico.

Los arañazos como marcaje territorial

En la naturaleza, los gatos rascan árboles para indicar su presencia a otros gatos y enviar el mensaje «este es mi territorio» por medio de los arañazos y el olor que dejan en la corteza.

También marcan su territorio con orina y heces. De hecho, arañar árboles es una forma de trazar límites: ¡hasta aquí y no más!

Otro tipo de marcaje habitual consiste en frotar la cabeza contra objetos o personas. Si el gato se frota contra las piernas de su dueño para saludarlo, ambos intercambian aromas y ello crea un sentimiento de unión y, en cierto modo, de pertenencia.

Por lo demás, en lo que al marcaje territorial respecta, los árboles son el objeto principal: la corteza rugosa es bastante resistente y, por lo tanto, el medio ideal para que el gato lo impregne con su olor. Al mismo tiempo, los arañazos sirven para el mantenimiento de las garras, ya que al afilar las uñas contra la corteza, el tejido córneo se desprende. Los gatos utilizan los árboles como limas inmensas.

Arañazos para el cuidado personal

Los gatos consideran de suma importancia el cuidado personal. No en vano dedican a ello casi cuatro horas al día.

Las garras no están excluidas de la rutina de aseo. Los seres humanos tenemos que cortarnos las uñas solo de vez en cuando. Los gatos, en cambio, limpian meticulosamente sus dieciocho garras cada vez que se higienizan: abren la pata, sacan las garras y limpian hasta los espacios entre los dedos con extrema minuciosidad.

Los gatos cuidan las garras de las patas delanteras arañando y las de las patas traseras, con los dientes y la lengua. Cuando rascan las garras contra una superficie rugosa, se desprenden de ese modo de las uñas viejas.

Cómo lograr que los gatos cambien sus hábitos

Adiestra a los gatos para que dejen de arañar

Establece zonas de rascado atractivas, tantas como sean posibles; como mínimo, una o dos por habitación.

El mercado ofrece una infinidad de opciones para el disfrute del rascado:

Poste rascador: Lo mejor es optar por postes rascadores fabricados con materiales naturales, como madera no tratada (sin toxinas). Éstos no solo impresionan por el uso de materiales de calidad y el procesamiento artesanal libre de productos químicos, sino que además son excelentes para el gato. Es cierto que no son muy económicos, pero, a la larga, vale la pena invertir en un árbol rascador resistente.

Barril rascador: Los barriles rascadores vienen con gateras y cuevas previstas de superficies acolchadas y reclinables. Es una solución para matar dos pájaros de un tiro: el material resistente es perfecto para afilar las uñas, y los acogedores escondites son ideales para el descanso. Sin duda se convertirá en el sitio preferido de tu tigre doméstico.

Sugerencia: muebles y objetos rascadores de diseño

Si quieres dar un toque especial a tu hogar, puedes colocar muebles para gatos en el salón. Además de renovar el espacio, son muy entretenidos para los gatos ¡y los espectadores!

Adiestramiento diario: cuanto antes, mejor

Lo ideal es que pongas los nuevos rascadores en sitios donde al gato le guste pasar el tiempo, cerca de sus zonas favoritas. Dado que nuestros pequeños felinos son curiosos por naturaleza, no necesitarán que los motives para inspeccionar e investigar el nuevo «objeto no identificado».

Si no muestran interés, recurre al instinto de imitación: rasca enérgicamente el poste y espera. El gato se acercará y comenzará a rascarlo. (Quizá tu extraño comportamiento lo desconcierte por completo pero, en cualquier caso, te asegurarás de captar su atención.) 

Conviene empezar pronto: si acostumbras a los gatitos a utilizar los objetos y muebles rascadores, adoptarán esa actividad a una edad temprana como parte de su rutina.

Los halagos y premios funcionan más que los castigos

Y si se produce un accidente… 

Ten en cuenta que el gato no lo hace para molestarte.

  • Toma medidas suaves, pero categóricas, para que sepa que no está permitido arañar esas zonas. Bastará con pronunciar un «no» rotundo y moverlo del sitio «prohibido» al poste rascador. Si capta el mensaje y comienza a arañarlo, felicítalo y dale un premio.
  • Evita las medidas draconianas: no lo reprendas, ni le grites, ni lo rocíes con agua. Tampoco castigues su «fechoría» negándole afecto, actuando de manera ofensiva o retirándole la palabra, puesto que el gato no lo entenderá, mucho menos si mantienes el castigo durante un período prolongado.
  • Las medidas severas pueden asustar al gato y perjudicar vuestra relación. Los halagos funcionan mucho mejor: fortalecen vuestra relación e inducen al gato a repetir el comportamiento deseado, que asocia con sentimientos agradables.
  • ¡Ten paciencia! Los gatos tienen su carácter y pueden ser testarudos. No te rindas; de lo contrario, no solo sufrirás los daños de los ataques de arañazos, sino que además tendrás un problema de supremacía.
  • Si los esfuerzos educativos no dan resultado, observa al gato con detenimiento. Presta atención a su lenguaje corporal. ¿Cuándo y dónde araña? ¿Has hecho algún cambio en el hogar? ¿Hay personas nuevas en casa? ¿Está aburrido? Piensa qué podría faltarle e intenta remediar esa deficiencia.

Cuando el gato está solo en casa

La confianza es buena, pero las medidas preventivas son mejores. No puedes controlar a tu gato las veinticuatro horas del día. Si cuando estás fuera de casa, te preocupan los muebles, tendrás que adoptar medidas preventivas.

  1. Cubre los muebles con materiales lisos (si son rugosos, el gato querrá rascarlos) que hagan ruido, como papel de aluminio, papel crepé o una manta isotérmica.
  2. Coloca latas vacías o juguetes de metal en los muebles para que hagan ruido cuando el gato los toque
  3. La distracción lo es todo: ofrece a tu gato una alternativa interesante e irresistible. Coloca un rascador al lado de los muebles que desees proteger o distráelo con un juguete nuevo. (Por cierto, no hace falta que compres juguetes todo el tiempo. Con un poco de imaginación, puedes sorprender a tu minino con objetos muy sencillos.) Para distraer al gato, bastará con una caja de cartón vacía; si tiene gateras y lleva una sorpresa dentro, mejor que mejor.
  4. Otra opción consiste en colocar una caja llena de cosas en los muebles que quieras proteger.  Al caer al suelo, la caja hará ruido y el gato se asustará y se alejará del mueble.
  5. El método más simple, no obstante, consiste en cerrar la puerta para que el «agresor» no tenga acceso a la habitación. Pero, una advertencia: ¡algunos gatos saben abrir puertas! Por lo tanto, te recomendamos que cierres la puerta con llave, así estarás cubierto.
  6. Olores que repelen a los gatos: Los gatos tienen muy desarrollado el sentido del olfato y aborrecen algunos aromas naturales como los del tomillo, la lavanda y el limón. Coloca pequeños cuencos con cáscaras de limón, tomillo o lavanda cerca de los objetos que desees proteger. También puedes rociar esencial de lavanda o limón (ambientadores de tela) sobre la alfombra de la habitación donde se encuentran los muebles.
  7. Si no te resultan desagradables, puedes utilizar repelentes con olor fecal de otros animales (zorro, por ejemplo) para ahuyentar al gato. 

Elección de los muebles adecuados

Ahora ya sabes que los gatos prefieren rascar superficies rugosas y resistentes, como la corteza de los árboles. Cuando compres un sofá nuevo, procura elegir uno con la superficie más suave posible para evitar «ataques de arañazos».

Los materiales gruesos, que supuestamente son más duraderos, están descartados. La tapicería del sofá ha de ser lisa y suave, de piel natural o sintética, por ejemplo.

Si no quieres que tu amigo felino se apodere inmediatamente de los muebles nuevos, cómprale sus propios muebles. Así como el sofá está reservado para ti, esos muebles estarán reservados exclusivamente para tu minino. Recuerda que tu gato es un explorador de cuevas. De modo que puedes sorprenderlo regalándole un mueble que incluya cuevas, invite a la escalada y, al mismo tiempo, resista arañazos, ya que si le gusta, no tardará en marcar el nuevo escondite para comunicar «¡esto es mío!».

Además, puedes satisfacer sus necesidades exploradoras colgando una manta o una sábana sobre el escondite para dejar solamente una o dos entradas abiertas. Coloca un premio o algunos de sus juguetes favoritos en el interior y ¡listo! Habrás creado el mejor de los escondites.

Prevención de rasguños

En algunos casos, los gatos rasguñan porque están aburridos o se sienten solos, sobre todo cuando no conviven con otros gatos. Para llamar la atención, nuestros pequeños felinos desarrollan un amplio repertorio de pautas de comportamiento…

Los juegos y las sesiones de mimos son importantes. Esos rituales compartidos alimentan el cuerpo y la mente del gato (¡y tuyos!) y consolidan vuestra relación. Los mimos lo transportarán al paraíso si los acompañas de masajes, ya que éstos estimulan el metabolismo y ayudan a liberar tensiones.

Ofrece alternativas: los gatos de interior necesitan jugar para mantenerse en forma. Procura alternar y variar los juguetes, pero ¡atención!: no escondas su juguete preferido, podría ser el fin de la armonía del hogar.

Ofrece a tu gato objetos para rascar:

El poste rascador adecuado

Un poste rascador está bien, pero mucho mejor es tener varios. Con unos postes bien fijados que lleguen hasta el techo, complementados con cuerdas, botes, cestas, cuevas y estantes, puedes construir una zona de juegos fabulosa para tu gato.

Por supuesto, si instalas una red protectora, también puedes montar esa estructura de juegos en el balcón. ¡A tu gato le encantará! Podrá tomar el sol, relajarse, oír el gorjeo de los pájaros o simplemente apreciar los olores del exterior. Un sitio precioso para soñar despierto.

Consejo: Procura utilizar materiales naturales, como madera libre de toxinas, hilo sisal y pieles y telas sin tratar que resistan los rasguños y los mordiscos de tu gato.

Acostumbrar al gato al poste rascador

Por último, el poste rascador ya está instalado y a la espera de que el gato lo descubra, pero ¿cómo lograr que al minino le guste? 

¿Algún consejo útil al respecto?

¿Espray de menta de gato?

Con independencia de que se trate de una novedad o del reemplazo de otro desgastado, el poste rascador debe introducirse poco a poco y con tacto. No será suficiente con deshacerse del poste viejo, tendrás que esmerarte durante un tiempo para que quiera usarlo. Coloca el nuevo poste al lado del viejo y conviértelo en una alternativa tentadora añadiendo algunos de sus bocados favoritos.

A menudo se aconseja tratar el poste con menta de gato (nébeda), valeriana u otras similares, pero ¡atención! A muchos gatos no les gustan esas fragancias, de modo que resultan contraproducentes. Una vez absorbida la fragancia, el aroma perdura durante años en la madera o el hilo sisal. Los gatos tienen el sentido del olfato muy desarrollado, por lo que tu minino mirará a otro lado y lo evitará.

Si vas a usar esencias, hazlo con moderación. Echa unas pocas gotitas en un paño o un pequeño cojín y colócalo junto al poste rascador.

La mejor opción, sin embargo, consiste en que el poste tenga el olor del gato. Para ello, acaricia la cabeza y el cuerpo de tu gatito con un paño y luego frótalo sobre el rascador. ¡Percibirá el olor de inmediato!

Por cierto, en general, la menta de gato debe usarse con moderación; idealmente, una vez a la semana. En exceso hasta lo bueno se torna aburrido.

Tablas rascadoras como alternativa 

Para los gatos de un metro: a los gatos les encantan las tablas rascadoras, porque pueden arañar y estirarse al mismo tiempo.

Todos sabemos que cuando podemos escoger, cuesta decidirse. Una tienda de mascotas bien surtida ofrece una amplia variedad de productos para todos los gustos y presupuestos.

Tablas rascadoras: antes de comprar una tabla rascadora, debes pensar cómo se usaría y dónde la colocarías.

Una de las ventajas de las tablas es que vienen en dos modelos: fijas y plegables. Los gatos por lo general tienen sus sitios preferidos para rascar, como alrededor de un escondite, en torno al comedero o debajo de una mesa o un banco esquinero. Recuerda que los felinos marcan su territorio. Entonces, ¿cuál sería el mejor lugar para colocar las tablas a fin de cubrir los límites de su territorio?

Eso no quiere decir que tengas que cubrir el suelo de tu departamento con tablas rascadoras. Observa el comportamiento de tu gato e instala las tablas en los sitios más relevantes. Los gatos, al igual que los seres humanos, adoran la variedad; así que puedes añadir otras tablas o sustituirlas después de un tiempo por rascadores de cartón, barriles rascadores, juguetes rascadores o alfombras rascadoras de fibras naturales.

Cómo cortar las uñas al gato

Si tu gato tiene suficientes oportunidades para afilar y desgastar las uñas, no hace falta que se las cortes; él mismo se quitará las células muertas y mudará las uñas, sin necesidad de que lo ayudes. 

Solo en el caso de animales mayores, con sobrepeso o enfermos que ya no puedan mantenerse las uñas por sí mismos, debes controlar el largo de las uñas y cortarlas de ser necesario. Para ello, presiona ligeramente la almohadilla de la pata y el gato sacará de inmediato las uñas, sin intenciones hostiles.

Pero ¡ten cuidado! No te vuelvas loco con las tijeras. Primero debes ir al veterinario para que te enseñe a hacerlo de forma segura y profesional. Si no te sientes seguro o estás ansioso, es mejor que lo dejes en manos del veterinario, así evitarás lesiones y estrés. 

¿Por qué cortar las uñas al gato?

¿Cuándo hay que cortárselas?

Si el gato está caminando o en reposo y las uñas están completamente retraídas y no puedes verlas, entonces no están demasiado largas ni impiden el movimiento. Sin embargo, si puedes verlas todo el tiempo y no llegan a retraerse por completo, ni siquiera cuando el gato está en reposo, es momento de cortarlas.

Las uñas demasiado largas estorban el movimiento del gato:

  • El repertorio de movimientos del gato se ve obstaculizado y limitado.
  • Las garras del gato se enganchan constantemente (en alfombras, mantas, etc.)
  • Cuando el gato camina sobre una superficie dura, se oye un ruido de «tictac».

¿Qué necesito para cortar las «uñas del pie» del gato?

Necesitarás:

  1. Un cortaúñas especial
  2. Bastante luz
  3. Tu gato
  4. Determinación
  5. Alguien que sostenga al gato

Por favor, nunca corte las garras con cortaúñas, tijeras de uñas o tijeras de cocina de la casa. ¡Esto no es nada para las garras de los gatos!

Para la «manicura felina», las tiendas de mascotas venden unas pinzas especiales diseñadas especialmente para cortar las garras del gato de forma limpia y precisa, sin romperlas ni astillarlas

Cómo cortar las uñas al gato: paso a paso

La garras son casi siempre de color muy claro, de forma que es muy fácil ver dónde comienza la parte viva de la uña, es decir, dónde están los vasos sanguíneos y los canales nerviosos. 

He aquí cómo hacerlo:

Coge al gato con resolución, pero sin miedo, y colócalo bajo el brazo. Presiona la almohadilla de la pata para que saque las garras y corta las puntas con un cortaúñas especial para gatos. ¡Listo!

Nota: Corta solo las puntas de las garras; como máximo, 2 mm por debajo de la parte viva, por ningún motivo cortés más allá, podrías dañar el tejido.

Todo lo que debes saber antes de tener un gato en casa

1. Los gatos no son seres humanos
Convivimos con ellos, por supuesto, y se han adaptado perfectamente a nosotros, pero siguen siendo animales y tienen derecho a serlo. Al fin y al cabo, los animales siguen sus instintos, que han sido transmitidos de generación en generación.

2. La naturaleza no se equivoca
En la naturaleza, todo sigue un sistema, un orden lógico, nada está librado al azar. Todo funciona a la perfección y posee un significado más profundo que, desafortunadamente, no siempre percibimos o encaja en nuestro mundo moderno.

3. Un sofá, puede comprarse; el amor de un gato, no
Artistas de la vida (y de la supervivencia) entre nosotros: las personas tenemos cada vez menos contacto con la naturaleza, pero nuestros gatos nos acercan a ella y nos enseñan otra forma de hacer las cosas, sin prisas. Un gato nos recordará a diario esa lección de vida; será como tener una sesión gratuita de life coaching todos los días.

Mantén la calma y, en vez de un sofá, cómprate otro gato